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En 1968, año del genocidio estudiantil, Elena Garro acusó a los intelectuales de México como los organizadores del movimiento estudiantil. Después de esta acusación, desapareció su posición en el mundo cultural, y la humillación marcó su vida. Desde entonces, aunque sus obras comparten muchas de las características del realismo mágico, se convirtieron en un tabú. Es decir, Elena Garro fue una víctima del machismo del mundo de los escritores mexicanos. En esta tesis analizamos la primera novela de Elena Garro, Los recuerdos del porvenir, enfocando la visión histórica de la autora. El texto se divide en dos partes y la segunda repite muchos aspectos de la primera. Por ejemplo, en los finales de ambas partes podemos ver petrificaciones semejantes del tiempo y del pueblo Ixtepec, y el teatro de la primera parte se repite en forma de fiesta del pueblo, en la segunda parte. En esta tiempo circular, todo está escrito de antemano y el porvenir está ya determinado. Por eso, para Garro, la historia mexicana es la repetición del pasado y lo único que a los mexicanos les corresponde es repetirlo. Pero a pesar de dicha repetición, las dos partes están compuestas como un espejo de dos caras y la segunda parte sería el reverso de la primera parte. Por lo tanto, los resultados de las situaciones similares de las dos partes son muy diferentes y simétricos. La segunda es mucho más trágica que la primera. Elena Garro presenta los hechos indirectamente y los lectores mismos deben decidir qué sucedió en Ixtepec. Por consiguiente, los lectores también se encierran en el espacio cerrado y petrificado de Ixtepec y experimentan el dolor o el horror del pueblo. Las memorias del futuro son predicciones del futuro. Es decir, la historia mexicana está petrificada sin cambio. Por eso la visión histórica de Elena Garro es muy fatal y negativa. Pero la fatídica visión histórica de Garro es cierta. Y sus plantamientos se adelantan a su época y tienen hoy mayor vigencia. Por esta visión histórica, Elena Garro nos dice más de lo que sabemos.