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En la novela por entregas mensuales Laura Esquivel plantea un nuevo central que ha sido un espacio exclusivo de las mujeres, y se ha considerado marginal y secundario:“la cocina”. La protagonista Tita nace en la cocina y convive con la cocinera de la familia Nacha entre olores de especias y las cazuelas. La cocina se convierte en su propio mundo que domina. Tita es la hija más pequeña de una familia hacendada de la época de la Revolución Mexicana. Ella, por su posición de última hija en la familia, está condenada a quedarse soltera para cuidar de su madre en su vejez. La mamá Elena le pide al novio de Tita Pedro que se casara con la hija mayor, Rosaura y Pedro lo acepta para estar cerca de Tita. Aunque parece que Tita acepta su destino ante la orden de su madre severa y autoritaria pero ella confronta los contextos sociales. Ella usa la cocina como un espacio personal para establecer su identidad y para producir comidas valiosas que expresan su desafio a las reglas sociales que tanto la reprimen. Para Tita la comida es un medio de comunicación y la cocina es un taller donde puede escapar de las presiones del mundo exterior y liberarse de una tradición tiránica y de toda castrante represión. La protagonista es cocinera y al mismo tiempo es escritora de recetas. El origen de las recetas se encuentra en el personaje de Nacha, así que el texto culinario original no se presenta como un texto fijo, sino como un tipo de discurso cuyo conocimiento se ve íntimamente ligado a la práctica de cocinar. En la novela, transmitir y escribir recetas implican un proceso de cambios, de lecturas abiertas y mutaciones textuales ya que transmitirá de generación en generación y renacerá como un nuevo texto, una historia del amor con recetas.