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El problema que orienta al presente proyecto de investigación concierne la presencia y estrategia del ethos barroco como una alternatva de la modernidad en la era del poscapitalismo y globalización. Es barroca esta modalidad de lo moderno que permite vivir la destrucción de lo cualitativo, nacida del productivismo capitalista, al convertirla en la vía de acceso a la creación de otra dimensión imaginaria de lo cualitativo. El ethos barroco no borra la contradicción propia del mundo de la vida en la modernidad capitalista, y tampoco la niega; la reconoce como inevitable, pero se resiste a aceptarla. Esta estrategia del ethos barroco se manifiesta en el nivel artístico y en el histórico. En la esfera del arte, la técnica barroca sufre un profundo desencanto ante las insuficiencias de un mundo confrontado con la nueva sustancia vital. El comportamiento barroco parte de la desesperación o del horror al vacío, y su exuberancia ornamental culmina en el vértigo. En la esfera histórica, Iberoamérica del siglo XVII no puede hacer otra cosa, en medio de su crisis de supervivencia civilizadora, que reinventar la Europa. No queda otra alternativa que poner en práctica el programa barroco, un ethos que es capaz de criticar y trascender el problema de la modernidad. Esta estrategia se aplica al nuestro tiempo en América Latina donde el neoliberalismo se infiltró al todo sector cultural y la necesidad de reorganizar el imaginario emancipativo o barroco para reformular la modalidad de vivir dentro del marco de la modernidad. Y en el mapa multicultural de América Latina, el principio barroco que impone la analogía se servirá para reinventar una identidad cultural que transforme el diseño global.


El problema que orienta al presente proyecto de investigación concierne la presencia y estrategia del ethos barroco como una alternatva de la modernidad en la era del poscapitalismo y globalización. Es barroca esta modalidad de lo moderno que permite vivir la destrucción de lo cualitativo, nacida del productivismo capitalista, al convertirla en la vía de acceso a la creación de otra dimensión imaginaria de lo cualitativo. El ethos barroco no borra la contradicción propia del mundo de la vida en la modernidad capitalista, y tampoco la niega; la reconoce como inevitable, pero se resiste a aceptarla. Esta estrategia del ethos barroco se manifiesta en el nivel artístico y en el histórico. En la esfera del arte, la técnica barroca sufre un profundo desencanto ante las insuficiencias de un mundo confrontado con la nueva sustancia vital. El comportamiento barroco parte de la desesperación o del horror al vacío, y su exuberancia ornamental culmina en el vértigo. En la esfera histórica, Iberoamérica del siglo XVII no puede hacer otra cosa, en medio de su crisis de supervivencia civilizadora, que reinventar la Europa. No queda otra alternativa que poner en práctica el programa barroco, un ethos que es capaz de criticar y trascender el problema de la modernidad. Esta estrategia se aplica al nuestro tiempo en América Latina donde el neoliberalismo se infiltró al todo sector cultural y la necesidad de reorganizar el imaginario emancipativo o barroco para reformular la modalidad de vivir dentro del marco de la modernidad. Y en el mapa multicultural de América Latina, el principio barroco que impone la analogía se servirá para reinventar una identidad cultural que transforme el diseño global.